jueves, 21 de febrero de 2013

La "Señorita Steele" que llevamos dentro


Para quienes han leído las “50 sombras de Grey” resulta impactante percatarse la cantidad de emociones que nos puede provocar un simple libro. Digo simple porque si no fuera por el boom que ha tenido alrededor del mundo seguramente poco y nada sabríamos de esta saga.

Una novela erótica donde los hombres que oyen hablar de ella creen que una es la inexperta en las artes amatorias y que necesitamos de un libro para poder “aprender”. Ilusos. Otros piensan que con regalarle tal obra a su mujer creen que le hace un favor como si se tratara de un manual o instructivo de cómo tener sexo. Doblemente Ilusos.

Yo creo que lo encanta no es esa sensación de sadomasoquismo que muchas quizás no nos gustaría experimentar. Si no más bien, sacar a la Señorita Anastasia Steele que todas llevamos dentro.


Sentirse tan deseada y poseída a la vez. Sentirse protegida a pesar del peligro, sentir que con sólo morderse el labio un hombre sería capaz de “cogerla” ahí mismo en el sofá. Sentir prácticamente un orgasmo cada vez que el sujeto rudo y extraño la mira. Sentir “50 mil cosas” a la vez y sólo con un hombre, que a pesar de su particular forma de amar, termina encantando a las lectoras. Muchas lo desean. Me incluyo.

Una obra que nos envuelve en inocencia, en sumisión, en desear nuevas sensaciones y experiencias (no sé si las que se relatan, pero acción al fin y al cabo). Un cuarto de juegos cambió su vida, como a nosotros nos puede cambiar la nuestra un simple libro. Claro, porque de aquí a conseguir un “Grey” es como pedirle peras al olmo, no?

Quizás un poco de inocencia no nos vendría nada de mal, ser o mostrarse una mujer sumisa tampoco. Quién sabe, quizás hasta puede ser orgásmico. Las mujeres frías no sabemos mucho de esas cosas, y quizás podríamos terminar agarradas del moño con Grey, (lo digo en sentido figurado, para que no me imaginen colgada desde el pelo en aquel cuarto de juegos). Las mujeres frías queremos tener el control siempre, por lo que ceder un poco y entregarse a un galanzote como el susodicho del libro, quizás nos sería útil. Insisto, quizás.

Hace tiempo que la era del príncipe azul desapareció, casi con los dinosaurios, y a pesar de lo controlador, por no decir más, que puede ser Christian Gray, al fin y al cabo nos hace sentir una pizca de amor por aquel magnate de los negocios y quiéranlo o no, a ratos o por períodos todas hemos sido una Señorita Steele. 

1 comentario:

  1. Jajajajaja si difícil encontrar un candidato que cumpla todas las condiciones para ser un Christian Grey.

    ResponderEliminar