lunes, 2 de junio de 2014

Aunque la periodista se vista de reina....

Muy princesa Letizia será, muy reina será ahora luego de la abdicación de su suegro, pero todos sabemos que ella no nació en cuna de oro ni rodeada de protocolares actuares.

Letizia, así como cualquiera de nosotros tuvo una vida de plebeya que pasó desde fiestas adolescentes, borracheras juveniles y seguramente más de un polvo con alguien a quien ni siquiera le preguntó su nombre. Y no es que pretenda dejarla como chaleco de mono, simplemente es algo que haría o hace cualquier mujer nacida fuera de la realeza.

Sin embargo, al convertirse en princesa cambió su vestuario, su vocabulario, sus modales y hasta sus peinados. Pero apostaría por imaginar las ganas que debe tener de agarrarse a chuchás a alguno de sus empleados, de vestirse de buzo o simplemente no vestirse. De arrancarse a un motel con su distinguido marido, de menearle la cola a algún plebeyo suelto por ahí o hasta de mandar a freír monos la corona y todas esas sandeces que si bien disfrazan una gran fortuna, hasta la revista In de Lan es más entretenida que vivir siguiendo un protocolo. Porque hay que decirlo, la revista esa lo que menos hace es entretener.




Si bien todas somos humildes plebeyas no hay que olvidar en denominador común, es periodista, y no faltará la mente arribista que piensa que cualquiera de nosotras (periodistas) podríamos llegar a hacer princesa o reina alguna vez.

Pero otras plebeyas, con alma y corazón de plebeyas jamás querríamos estar con un príncipe, que puede ser extremadamente guapo, pero un hombre que no se despeine, que no se ensucie al comer, que no agarre a chuchás a quien se le ocurra, que no se junte con los amigos a ver partidos de fútbol, que deba seguir buenos modales todo el tiempo no merece mi respeto ni admiración... Para eso, están los sacerdotes y la iglesia....... ok tampoco.

Lo cierto es que aunque la plebeya se vista de reina, plebeya queda. Si no, preguntémosle a la reina del pop... ok, tampoco.

sábado, 25 de mayo de 2013

Sangre indígena, hombres salvajes

Piel morena, oscura, candente, torso denudo, pantalones gastados, militares y con mirada asesina. Suena bien, no? No es fantasía, son hombres que aunque no lo crean existen en nuestro país pero nos negamos a verlos.

Ese hombre macho, pero macho, macho. Musculoso, no de gimnasio sino porque la genética se encarga de hacer lo suyo. Al menos en Rapa Nui se encuentran de éstos, hombres que irradian hormonas ante cualquier damisela, y claro, si hasta las señoras de los sectores más altos del país llegan a esta Isla, casi afrodisíaca, y buscan encamarse con alguno a cambio de un par de lucas. Cuentan las malas lenguas isleñas que dichas señoras se los pelean.

Y como no, si basta con verlos y es una explosión de feromonas que sin pensarlo te llevan a su cama sin previo aviso, la rudeza, la posesión que ejercen ante la mujer y esa conducta de macho alfa son cosas que no se ven muy seguido.
Pero claro, esa sangre salvaje, sensual y sexual debe tener sus defectos, y claro, el machismo explota tanto como sus feromonas, te posee y no dudes en decirle que no, mejor di si, si no quieres terminar con un hematoma, así de rudos, quizás por eso el apellido “Manu-Tomatoma”.



Pero no son los únicos. Los mapuches no se quedan atrás, esa sangre indígena que atrae a finas y elegantes mujeres provocan esas ganas de verlos a torso desnudo, sólo con pantalones, con un cintillo de lonko y sobre un caballo corriendo por los bosques del sur del Bío Bío.

Calientes por naturaleza, o cálidos de sangre, machos alfa every were que hacen de sus miradas una cascada de escalofríos en quienes gustan de las pieles más oscuras. Sinónimo de calor, sudor y sexo. Y aunque muchas nieguen la atracción fatal y sexual que provoca la sangre indígena, saben que en el fondo el hombre salvaje puede producir estragos. O no recuerdan al famoso “Nahuel” de una teleserie? Personaje o no, su papel de mapuche no pasó desapercibido y es que ya su nombre, que en mapudungún significa “León”, estaba en boca de las más finas señoritas.

Les guste o no, nuestros antepasados hicieron un trabajo de joyería y es que sea Rapa Nui o Mapuche, hay que destacar que nos sólo nos heredaron la cultura y su historia, sino también los hombres más sexuales y hormonales del país, y lo mejor, es Made In Chile, señores.


jueves, 9 de mayo de 2013

Los hombres no deberían roncar


Ok, tienes por primera vez en tus aposentos a ese hombre, al que deseabas desde que lo conociste y que por esas casualidades de la vida, o la alineación de planetas, terminaste teniendo sexo con él. BINGO!

El problema viene cuando NO estás acostumbrada a dormir acompañada y te percatas que el sujeto no tiene ninguna intención de marcharse. Es más, da por hecho que dormirán juntos. Y claro, decirle que se vaya puede herir su prestigioso ego y para qué entrar en problemas tan luego, digo yo.

Y aquí vamos con lo que nos aqueja. Está comprobado que el 99,9% de los hombres que han pasado por mi habitación ronca. Lo que se traduce en:

1.- Desvelarte. No puedes dormir y tu mente en vez de concentrarse en Morfeo hecha a volar cada uno de los pensamientos más escondidos de tu ser.

2.- Escucharlo. Yo creo que para ningún hombre debe ser agradable que lo oigan roncar tan detenidamente, pero, qué opción tienes?

3.- Analizas su ronquido. Tu insomnio te lleva a compararlo con los de sujetos anteriores y es ahí cuando concluyes que existen 3 tipos de ronquidos:

-          El fuerte. Ese que te deja pegada al techo con cada exhalación y sientes que deberás pedirle disculpas hasta a los vecinos por tan bochornoso momento.

-          El suave. Ese que suena como pitito. Un acorde agudo del cual, dado a tu desvelo, no sabes si reír o llorar. Pues, a esas alturas ya nada te hace gracia.

-          El infartante. Ese que a saltos te indica que en cualquier momento el hombre se nos va al patio de los callao’s. Y entras, por si fuera poco, en una fase de preocupación constante para moverlo cuando su respiración se detenga, mientas claro, él ya va en su quinto sueño y tú ahí.. Valor!



Entonces, pasan las horas, duermes poco, te idiotizas. Analizas el próximo encuentro, o le dices que quieres dormir sola y tan “amigos de cama” como antes. O te preparas para repetir todos estos pensamientos a altas horas de la madrugada, (siempre y cuando su desempeño en la cama valga la pena), o por último, aplicas la vieja técnica y la única que tienes a tu alcance: Te acercas un poco hasta que lo tocas de manera poco suave, digamos que “sin querer”, con el fin de que aunque sea por unos minutos detenga la locomotora que  lleva dentro. Pero cuando eso falla, fracasaste como amante.

Acaso no basta con tener que lidiar con el sueño liviano, con dolores menstruales, con la depilación, con pelear con tus hormonas, como para que más encima debas soportar tan castigo divino? Porque digámoslo, si Dios nos mandó este mal necesario llamado HOMBRE y más encima con este “detalle”, es porque claramente, nos quiere perjudicar en la tierra y en la cama.

lunes, 6 de mayo de 2013

El "hombre mina" en 10 pasos


Cuántas veces hemos estado en momentos de la vida donde todo está tranquilo y de pronto paff!! Ves a lo lejos a un hombre, macho, recio, apuesto, y todas esas cualidades que hacen que tu estado zen sea devorado por la diosa que llevamos dentro.

Es como “el hombre más codiciado del pueblo” que de pronto, luego de un par de trucos te das cuenta ya lo tienes en tu red. Pero, como nada en la vida es perfecto, y menos los hombres, nos tropezamos con detalles y actitudes que te hacen pensar en el hombre “mina”.

Y cómo detectarlo? Pues no es muy difícil, no hablo de delicadeces y que sea fino, si no que en gustos, preferencias, actitudes y que les gusta eso que todos llamamos “drama”.



1.- El hombre mina se tira para abajo, intenta seducir dándoselas de pobrecito. Quizás para ser humilde, pero en el fondo sabemos que la arrogancia muchas veces nos vuelve locas.

2.- Intenta ser tierno, cuando en realidad ambos sabemos que si empezamos a engachar no es precisamente para “enternecernos” si no más bien, para tener sexo. Y la ternura no tiene cabida en un cuerpo lujurioso.

3.- Si no le contestas el wathsapp se desespera. Empieza con preguntas y a cuestionarse si no quieres responder, si ya no lo quieres ver más, si hizo algo malo, si hubo algo que nos molestó, etc. O sea, la obsesión, cuando ambos sabemos que nadie es dueño de nadie y que si no contestas puede ser por la simple razón que puedes también estar OCUPADA!!!

4.- El hombre mina actúa como mujer despechada, cuando en realidad una quiere solventar su lado sexual y no emocional. Digo, en la cama no puedes arreglarle sus trancas emocionales o carencias afectivas del pasado. Digámoslo.

5.- Si se conocen hace muy poco y empieza a hablar de “las cosas que siento por ti”, es hombre mina. Si en realidad lo buscaste sólo para la maldad, ya a estas alturas tus piernas se empiezan a cerrar como si tuvieran un imán. La diosa que llevas dentro vuelve a sentarse en el sofá.

6.- El hombre mina cuestiona tu libertad. Demuestra su miedo ante tu independencia, dejando ver su lado más dependiente, mamón, afectivo, como cual gato callejero.

7.- No muestra enojo. Un punto a favor, él no se enoja, no muestra celos, pero en cualquier momento tira con ventilador algún comentario haciendo alusión a que él es un hombre bueno y pobrecito. Victimización versus una mala mujer.

8.- El hombre mina es el más comprensible de la tierra. Lo que lo convierte en un sujeto sumiso y de poco carácter. No debate porque piensa que eso es lo que a uno le gusta o porque quizás teme la reacción de esta mala mujer, libre y pecadora.

9.- Basta con que te diga una sola palabra y sabes que si le das cuerda se viene el drama, la telenovela mexicana y todas esas vainas chico! Cuando en realidad las cosas son más simples de lo que cree. Te da mil explicaciones de algo insignificante y que tú ni siquiera has pedido. Valor!

10.- Cuando llegas al punto 10, te pones a pensar “así somos las mujeres?” y es en ese entonces cuando quieres retirarte del juego y evitar el melodrama, que si bien nos gusta, al menos a mí, es sólo por la televisión y no en la vida real. Y tanto drama, trancas, lados oscuros o fantasmas en un solo hombre puede llegar a matar todas las pasiones existentes en tu ser. Sépanlo.

lunes, 8 de abril de 2013

El más codiciado del pueblo


Quien no ha tenido un amor platónico en la adolescencia, algo medio ridículo pero menos mal que con el paso de los años nos vamos poniendo más realistas. Hoy eso que llamamos “platónico” se traduce al hombre guapo, exitoso, codiciado, pero casado. Quizás eso no sea lo peor, pero sí que la distinguida esposa sea verdadera bruja, según cuentan las malas lenguas.
Pero ese hombre inalcanzable tiene aspecto de macho alfa encubierto, es humilde y no piensa en la posibilidad de portarse mal. Malas señales que lo hace más inalcanzable, mientras allá afuera hay una fila de féminas explotando feromonas por montón.

Corren las noticias y las malas lenguas cuentan “en el pueblo” que ahora es un hombre soltero, saltamos como grillos de nuestro puesto y pensamos en algún plan maestro que nos permita ganarnos su confianza para luego atacar como cazador a su presa.
“Es un hombre que hay que compartir” dicen algunas mujeres, y bueno, el macho alfa tiene aire de ser un hueso duro de roer, más ahora que está solito, quizás indefenso, un poco triste e inestable emocionalmente, o puede ser también favorable si pensamos en su vulnerabilidad. O es muy perverso lo que estoy diciendo?



Lo cierto es que se transforma en una verdadera misión, para la cual hay que hacer un trabajo de joyería y la verdad es que a veces una ya no está para esas cosas. Uno se convierte en espía, se las da de sicóloga, a veces humorista y quizás que otra ridiculez para llamar la atención de aquel macho alfa, que al fin y al cabo, debe tener un remolino en el cerebro. Y claro, es ahí cuando nos cuestionamos si valdrá o no la pena, sea por culpa de la feromonas o sólo con el fin de pasar una apasionada noche y quitarnos el “empacho” de una vez.

A estas alturas los trabajo de joyería son una lata, más cuando ya conoces a los hombres y sabes que más de una cana verde te van a sacar, igual intentarlo no cuesta nada. El límite es nuestro, pero lo cierto es que de cazarlo, serás la envidia de muchas y el trabajo de joyería habrá tenido su recompensa. Y qué mejor trofeo que aquel hombre medio despechado, pobrecito, vulnerable que puede sorprenderte con un gran zarpazo de tigre, y ahí la tortilla se puede dar vuelta. Pero qué más da, ese hombre soltero ahora es la felicidad de las mujeres “en el pueblo” y al menos es un soltero más dentro de una manga de hombres emparejados y/o homosexuales. La contienda es desigual queridas amigas y lo peor, es que eso nos tiene pensando en misiones secretas. Estamos cagadas.

lunes, 18 de marzo de 2013

Toy-Boys: Si Madonna puede, nosotras también.


Muy mujercitas o mujerzuelas solemos ser o andar como hembra alfa por la vida, mirando o deseando a ese machote recio, rudo y quizás hasta con una que otra cana, claro, a veces pueden ser muy sensuales. Pero, qué pasa si encontramos todas esas características en un veinteañero? Esos 24 o 25 años bien escondidos en un cuerpo más sensual de lo que uno quisiera. Lo que por su puesto, siempre se agradece, sobre todo si llegase a ser deportista.

Y es que esas sonrisas picaronas por fuera, pero sexuales por dentro, son parte de lo irresistible de aquellos “lolos”. Las ganas locas que tienen por quitarte la ropa, los ojos con los que te miran, como si fueras un trofeo. Chequetetos.

Ahora, si vamos más allá, sus cuerpos son más trabajados y por supuesto la resistencia en la cama es algo que no deberían perder con el paso de los años. Por favor!!
Pero como no todo es dulce hay que tener ciertas reglas claras para que el “joven” tampoco se vaya enrollando, si muy sexual y caliente puede ser pero no por eso nos vamos a enamorar.



1.- Al toy-boy no se le llama por teléfono. Sólo mensajes de texto, whatsapp o DMs por twitter. Si lo llamas y está con sus amigos lo más seguro es que seas tema de conversación y no siempre es favorable. Y el misterio de los mensajes es más sensual, no un recreo.

2.- Al toy-boy no se le va a ver a la casa. O van a un motel o te hace la “gracia” a domicilio. De ser así, éste jamás se queda hasta el otro día. Dormir con una ya son palabras mayores. No.

3.- Con el toy-boy no se sale a una cita. Menos salir a comer o ir al cine. Mientras el joven esté con todo su esplendor en una cama contigo no hace falta más preámbulo.

4.- Al toy-boy no se le contesta el teléfono de madrugada. Al final de la fiesta con sus amigos y bajo algunas copas lo más probable es que seas parte de una apuesta o muestra de su hombría.

5.- Una tiene el control, el toy-boy sólo debe acatar y estar listo y dispuesto junto a todo su maravilloso cuerpo, sus calugas y oblicuos de joven apuesto, sexy y que te quiere comer con papas fritas.

Las reglas están para romperlas, pero es bueno tener presente que los años de diferencia son experiencias menos. Este tipo de “touch and go” siempre, pero siempre vale la pena. No sea pava y no tema ir a la cama con uno de ellos, eso sí, el fanatismo no es bueno. Pero así como para ellos eres LA-MUJER-TROFEO para nosotros son un dulcecito en la boca de un niño. Sépanlo. Si Madonna puede, Jennifer López puede, Demi Moore también, por qué nosotras no?

jueves, 21 de febrero de 2013

La "Señorita Steele" que llevamos dentro


Para quienes han leído las “50 sombras de Grey” resulta impactante percatarse la cantidad de emociones que nos puede provocar un simple libro. Digo simple porque si no fuera por el boom que ha tenido alrededor del mundo seguramente poco y nada sabríamos de esta saga.

Una novela erótica donde los hombres que oyen hablar de ella creen que una es la inexperta en las artes amatorias y que necesitamos de un libro para poder “aprender”. Ilusos. Otros piensan que con regalarle tal obra a su mujer creen que le hace un favor como si se tratara de un manual o instructivo de cómo tener sexo. Doblemente Ilusos.

Yo creo que lo encanta no es esa sensación de sadomasoquismo que muchas quizás no nos gustaría experimentar. Si no más bien, sacar a la Señorita Anastasia Steele que todas llevamos dentro.


Sentirse tan deseada y poseída a la vez. Sentirse protegida a pesar del peligro, sentir que con sólo morderse el labio un hombre sería capaz de “cogerla” ahí mismo en el sofá. Sentir prácticamente un orgasmo cada vez que el sujeto rudo y extraño la mira. Sentir “50 mil cosas” a la vez y sólo con un hombre, que a pesar de su particular forma de amar, termina encantando a las lectoras. Muchas lo desean. Me incluyo.

Una obra que nos envuelve en inocencia, en sumisión, en desear nuevas sensaciones y experiencias (no sé si las que se relatan, pero acción al fin y al cabo). Un cuarto de juegos cambió su vida, como a nosotros nos puede cambiar la nuestra un simple libro. Claro, porque de aquí a conseguir un “Grey” es como pedirle peras al olmo, no?

Quizás un poco de inocencia no nos vendría nada de mal, ser o mostrarse una mujer sumisa tampoco. Quién sabe, quizás hasta puede ser orgásmico. Las mujeres frías no sabemos mucho de esas cosas, y quizás podríamos terminar agarradas del moño con Grey, (lo digo en sentido figurado, para que no me imaginen colgada desde el pelo en aquel cuarto de juegos). Las mujeres frías queremos tener el control siempre, por lo que ceder un poco y entregarse a un galanzote como el susodicho del libro, quizás nos sería útil. Insisto, quizás.

Hace tiempo que la era del príncipe azul desapareció, casi con los dinosaurios, y a pesar de lo controlador, por no decir más, que puede ser Christian Gray, al fin y al cabo nos hace sentir una pizca de amor por aquel magnate de los negocios y quiéranlo o no, a ratos o por períodos todas hemos sido una Señorita Steele.