Jamás pensé que al presionar el botón “publicar” sobre mi
columna anterior iba a ver cómo un pedacito de mi escarchado corazón se desmorona. Sí, porque
por esas casualidades de la vida y las redes sociales el susodicho en cuestión
terminó leyéndola y por supuesto no le dieron ganas de volver a verme.
Sí, porque eso de que te den la PLR la noche previa al 14 de
febrero creí que sólo era parte de una película gringa o simplemente de un
hombre que debe que ser bien cobarde (por llamarlo sutilmente). Pero siento que
este no es el caso.
Yo lo quería, sí, lo quiero. Lo quiero porque ha sido el
único hombre en años que me tratado como creo, merezco. Lo quiero porque
podíamos pasar horas conversando de la vida, el trabajo y trivialidades que
culminaban siempre teniéndonos sobre la cama como una verdadera obra de arte.
Lo quiero porque rompía mi rutinaria vida así como estallan
los cristales. Lo quiero porque a pesar de que él tiene a su distinguida esposa
nunca me hizo sentir como “la otra” o como una amante. Jamás fui su amante, ni
me sentí como tal.
Lo quiero porque era una “relación” perfecta. Él en su
ciudad, yo en la mía. Él con su vida, yo con la mía. Cada uno con sus
respectivos espacios, libres de explicaciones y retos. Libres de escenas de
celos ni compromisos. Recuerdo que una vez me dijo “sé que amas la música tanto
como tu libertad” y ha sido lo más hermoso que me han dicho en los últimos
años. Y salió de su boca. De esa boca que deseo a miles de kilómetros de
distancia y que obvio, no tendré más.
Lo quiero porque se transformó en la mejor aventura, en los
mejores polvos, porque no creo que hiciéramos el amor. Lo quiero porque le
gustaba entrometerse en lo que yo pensaba cada vez que lo miraba.
Lo quiero porque hacía de lo prohibido un mundo clandestino
que ni siquiera la Comisario Manuela habría podido descubrir. Porque el
superhéroe de aquella historieta de cómic estaba conmigo. Y con nadie más.
Como decía el gran Neruda: Yo lo quise, y a veces él también
me quiso. Pero claro, el poema 20 de amor hoy se convierte en una canción
desesperada.
tu tristeza es bien percibida pues la narración es única trasmitiendo...
ResponderEliminarNo soy de los que dicen animo o no te entristezcas...
Soy de los que dicen... vamos; queda toda una vida para seguir descubriendo mayores aventuras de la mano de tu libertad... continuará
Nena, nena, nena...aprendiste en carne propia la regla de oro de l@s amantes, NO enamorarse, la cruda realidad cuando crees que pueden dejar todo y casi tienes la certeza...pafff nada, en fin...
ResponderEliminarConsejo de alguien que ha pasado por estas lides, no le pidas disculpas y el tiempo todo lo cura... Suerte